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El síntoma principal de la presencia de cataratas es la disminución de la agudeza visual. Como la pérdida de visión puede ser debida a otras muchas causas, la única manera de confirmar que se debe a la presencia de una catarata es realizando una consulta oftalmológica.
A partir de los 50-55 años no es infrecuente ver a pacientes con cierto grado de catarata, aunque es a partir de los 65 años donde están presentes en más del 50% de las personas.
Sí. De hecho la eliminación de la catarata con el implante de una lente intraocular multifocal es método que da mejores resultados en la actualidad.
La tecnología láser para la eliminación de las cataratas es una tecnología que a día de hoy está todavía en desarrollo. En la actualidad el láser no ha podido mejorar los resultados de los modernos sistemas de facoemulsificación ultrasónica.
La inmensa mayoría de los cirujanos de cataratas estamos de acuerdo en que es mejor operarlos por separado. El motivo es la seguridad. El riesgo de una infección intraocular grave en el postoperatorio es muy bajo con los protocolos de prevención actuales, pero aun así preferimos operar uno, y a los 10-15 días el otro. Es decir, operar uno y asegurar el resultado, y luego meternos con el otro.
El paciente sale de la cirugía con el ojo destapado, puede pasear, ver la tele, leer… salvo ejercicio físico intenso, bañarse en playa o piscina durante una semana, lo demás puede hacer lo que quiera.
No. La catarata se elimina físicamente. Puede bajar la visión por otras causas, pero desde luego no porque aparezca de nuevo.
Como en toda cirugía también existe la posibilidad de complicaciones, aunque comparado con otro tipo de cirugías, estadísticamente el riesgo de que haya una complicación es muy bajo. La complicación que más repercusión en la visión puede tener como es una infección intraocular en el postoperatorio, con los protocolos de prevención actuales, ocurre en un porcentaje del 0.02% de los pacientes (1 de cada 5.000 pacientes).